domingo, 24 de octubre de 2010

A Daniela

Esta semana ha sido intensa. Trabajo, socialización, y una bronquitis perruna. Bah....tengo una edad, en la que ya he aprendido a convivir con ello.
Y me puse a pensar, cuando enfermaba de pequeña, y sólo mi madre podía curarme. Ella, con sus mimos, sus medicinas, sus paños calientes en el pecho, sus "ahora te subo 'Los Goonies' del videoclub..."...Y ahora, todo es diferente. Los mimos me los da mi chico, los paños calientes se calientan en el microondas, las medicinas me las compro yo y las pelis las tenemos en casa.
Todo va cambiando...pasamos de ser hijas, a parejas, y de parejas a madres.
Y esto, me ha hecho reflexionar sobre algo precioso que he vivido este fin de semana: el nacimiento de Daniela.
Una criaturita perfecta. Con sus orejas, ojos, manos, pies,...en miniatura. Preciosa. Y la miras y piensas en todo lo que tiene por delante, una vida.
Piensas en la tuya. En todo lo que has vivido. Y sonríes. Y le deseas que sea muy felíz. Para cuando ella mire su vida, también acabe sonriendo.
Eso es lo importante. No los logos que alcances, ni la fortuna que amases, sino las experiencias. Eso es vivir, eso es la vida.
Y estoy dispuesta a seguir sonriendo. Y hoy me dispongo con entusiasmo a llenarme de vida. Vivamos hoy.
Sé muy felíz, Daniela, y disfruta del regalo de la vida.

miércoles, 20 de octubre de 2010

El poder de una sonrisa

Y mi vida en Lebrija se va desarrollando satisfactoriamente. Y es que te llena por completo el hacer lo que te gusta.
Yo disfruto cada día con mi trabajo. Me levanto con muchas ganas, pensando "a ver con qué me encuentro hoy". Ponemos el cafelito (siempre dejo la cafetera preparada la noche antes), y después de la ducha, a desayunar para afrontar el día con energía.
Oí una vez una intervención de Elsa Punset en la que decía, que el pensamiento positivo condicionaba nuestro día. Yo llevo poniéndolo en práctica desde que sufrí mi salto cuántico. Y debo decir que funciona.
Sonreír no cuesta nada, y puede cambiar la manera de ver las cosas. Una sonrisa y una palabra amable durante el cuarto de hora del café (recreo de los maestros...), me ha conducido a una invitación a un almuerzo inesperado muy grato, un rato de charla en inglés, y unas horas de risas y anécdotas. Sólo una sonrisa...
Después, llego a casa, pensando todavía en el puding de piña del postre, me aseo, cojo mi portátil y me bajo a esperar a mi compañera Valverdeña para ir al curso de las TIC´S en el aula.
Un día muy aprovechado, un día pleno. Ahora...a terminar de corregir. Un roiboos calentito y a descansar, para mañana...poder seguir sonriendo.

jueves, 14 de octubre de 2010

Lunes

No me costó trabajo madrugar. Me preparé un té con leche. Ducha, puesta a punto y autobús hasta el centro. Iba emocionada, como una niña pequeña que se sube por primera vez a un autobús de línea.
Observaba todo lo que me rodeaba. Por la ventanilla me invadían colores, formas, sensaciones....
Y al bajar....ese olor. Ese olor tan particular que tiene la Alameda principal de Málaga. El olor de los grandes árboles, mezclado con el humo de los coches, el intenso aroma de las cafeterías y el añejo olor de los vinos de la antigua "Casa de Guardia". Málaga, mi Málaga....
Y allí al fondo, me esperaba ella. En la puerta de "Luces", como era costumbre. De repente, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Sólo estaba ella....nadie más. Y yo esperaba encontrarlas a las dos. ¡Qué cosas tiene la mente! Hasta me pareció verla de lejos...O al menos, eso es lo que esperaba.
Aún así, la abracé muy fuerte, le dije lo guapa que estaba y nos fuimos a "nuestra" cafetería de siempre.
Dos sombras y dos pitufos, las dos echamos de menos aquella media tostada y su correspondiente descafeinado...Sólo nos miramos, nada más, y sonreímos tristemente.

A nosotras siempre nos han cundido las mañanas. Nos dejamos llevar por la marea de colores que descendía por C/Larios. Entrábamos allí, mirábamos allá,..nos movíamos esquivando carteristas y estatuas humanas. Qué día más bueno....Casi no recordaba lo que era aquello.
Y, de un lado para otro, nos sorprendieron las campanas que anunciaban el medio día. Y nos fuimos a recoger a la miembro más pequeña de nuestro clan. Que ya no es tan pequeña.
La esperamos a la salida del trabajo (nuestra niña se ha hecho mayor...murmuramos...).
Sonrísas, besos, y un...."¿una cervecita?". Allí, en la Plaza de la Constitución. En aquel momento, me sentí super felíz. Tan plena....
Fue un día perfecto. Espero que se vuelva a repetir.
Os quiero...

jueves, 7 de octubre de 2010

Viaje en tren

Nuestra vida es como un viaje en tren, llena de embarques y desembarques, de pequeños accidentes en el camino, de sorpresas agradables, de alertas falsas y verdaderas, con algunas subidas y bajadas tristes, con subidas y bajadas de alegría.
Pero nunca dejemos de coger ese tren...Nadie sabe que nos deparará cada estación...

La vida es un viaje maravilloso.