“Tienes al pato abandonado”, comentario de un muy buen amigo mío, refiriéndose a las entradas de este blog.
Pues sí, es cierto. Lo he tenido abandonado. Desde la última entrada publicada, mi vida ha sido como montar en una
montaña rusa. No he parado ni un segundo.
Estudios, programación, cambio de especialidad (me he decidido a lanzarme de cabeza la piscina del inglés…), empecé clases de danza del vientre, yoga, tai-chi, relajación, a cogerle el gusto a las cervezoterapias, a recuperar contacto con personas que hacía años que no veía. A volver a divertirme sin remordimientos con mis amigos.
A no tener que dar explicaciones y sólo ocuparme de MI vida.
Quizás parezca egoísta. Quizás lo sea. Pero, cuando te paras a pensar en el tiempo, en la vida…cuando tomas conciencia de todo lo que pasa a tu alrededor, absorbiendo cada gota, aspirando cada gramo de aire, percibiendo cada sensación a flor de piel,….te das cuenta de que LA VIDA, hay que aprovecharla al máximo.
Tengo altibajos, igual que en las montañas rusas. Esas pequeñas pendientes, forman parte del circuito. Están ahí. No podemos evitarlas. Pero lo que no debemos hacer es pensar que todo se acaba. Que nunca va a parar tu vagón, que sólo va a caer en picado.
Visualiza la montaña rusa. Siempre, vuelve a tomar impulso y a ascender.
Así es mi vida, y la tuya, y la de todos. Lo único que la va a hacer diferente, es el punto de vista con el que la afrontes cada día.
Si miras hacía abajo, el vértigo te invadirá, si miras hacia arriba, verás los raíles por los que has de volver a subir.
Nadie dijo que el camino que seguimos es recto, limpio, claro, sin curvas, badenes o resaltos. Pero tampoco que no lo fuese. El camino cambia según sea tu actitud al emprenderlo.
