domingo, 7 de noviembre de 2010

Una canción

Nunca me he considerado una persona romántica.
Quizás...hubo un tiempo en el que lo fuí. Pero, la vida, su ritmo frenético, las experiencias, las malas, las buenas, pero sobre todo las malas, te van formando una coraza de piedra, dura y fría alrededor del corazón.
¡Qué gran mentira! Sólo es una máscara que nos colocamos a veces, por miedo, miedo a hacer daño, o a hacernos daño a nosotros mismo. Quizás sólo nos la ponemos por puro egoísmo.
Cuando de repente, sábado por la tarde, tomando café en casa con mi familia, suena una canción, esa canción, se hace el silencio, y a mí me corren dos lagrimitas cuando llega el estribillo, y un escalofrío me hace estremecer. ¿Qué es esto? ¿Qué me está pasando? No lo puedo explicar, será que me tocó la fibra, o que quizás por las últimas experiencias vividas que han vuelto mi vida del revés, he perdido de vista la máscara.
Nunca me había sentido tan liberada. Es cierto que disimulé, me dió vergüenza. Pero en mi interior estaba sonriendo...
Y no me sonrojo al reconocerlo. Me gusta esa canción, me emociona cada vez que la escucho. Al igual que me gusta acurrucarme contigo en el sofá, preparar el desayuno para dos, acariciarte la nuca cuando paseamos, pelarte las castañas asadas y hacer el payaso contigo. Llámame romántica, sigo pensando que no lo soy.
Creo que es más bien que cuando te sientes a gusto contigo mismo, lo demás deja de importarte. Y te dedicas solamente a disfrutar de los buenos momentos.
Disfrutemos.....

2 comentarios: