Por un cúmulo de circunstancias...pasé de "querer poco" a los gatos, a adorarlos. Quizá aquel incidente con la gata de mi tío, o la de mi vecina tuvieron algo que ver para que no deseara acercarme mucho a ellos...
Pero un día...empecé a mirarlos con otros ojos. A fijarme en sus movimientos, en su manera de fijar un objetivo e ir a por él, en el misterio de sus ojos, y en su elegancia innata...Me enamoré de ellos.
O más bien de ella...mi pequeña Luna (a la que nadie llama así, ni siquiera yo....).
Llegamos a ser tan inseparables, que el día que me independicé, se pasó maullando la noche entera en la puerta de mi habitación. Y a veces pienso, que, por un motivo o por otro hasta nos parecemos.
Soy recelosa y desconfiada con quien no me da seguridad. Pero cariñosa y melosa cuando quiero y me apetece serlo. Y he aprendido a hacer lo que quiero cuando quiero. A ser dueña de mis actos y consecuente con ellos.
Y desde hace algo más de una semana…más gata que nunca….
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